5 abr 2013

Chávez, un incendio revolucionario



 "El incendio revolucionario se propaga, quema corazones y cerebros nuevos, hace brazas ardientes de la luz nueva, de nuevas llamas, devoradoras de pereza y de cansancios. La revolución prosigue, hasta su completa realización. Todavía está lejano el tiempo en que será posible un reposo relativo. Y la vida es siempre revolución."
Antonio Gramsci
La retoma de la historia

No se puede caracterizar a la Revolución Bolivariana a través de una fotografía, el Chávez que salió a la luz pública en 1992 no es el mismo que vimos veinte años después. Así que cuando se trabaja por sintetizar su legado es importante recoger la relación social y política de Chávez, el movimiento revolucionario y el pueblo; como una relación dada en la historia, una relación dialéctica y un proceso.

Durante el siglo XX, las luchas revolucionarias en el mundo sufrieron una derrota ideológica, debido al derrumbe de la URSS y del bloque socialista de Europa del Este, derrumbe provocado principalmente desde adentro; sembrando en los pueblos del mundo la duda sobre el socialismo como una salida de liberación y dándole armas al enemigo para realizar el mayor despliegue propagandístico del anticomunismo.

En el caso de América Latina, el anticomunismo no contaría solo con los medios de comunicación, sino también con aparatos represores y torturadores de estados terroristas controlados por Washington. Desde el asesinato de Gaitán, junto a la invasión de la Guatemala de Jacobo Arbenz, hasta las dictaduras del cono sur que dejaron decenas de miles de desaparecidos y torturados; en un continente que tenía ahora un ejemplo cercano: la Cuba revolucionaria. Es así como en Venezuela, al igual que muchos países de América Latina, a la derrota ideológica se le suma la derrota militar, donde torturas, asesinatos selectivos, represión permanente, infiltración, compra de conciencias, entre otras; promovieron la desmoralización de los militantes y golpearon los centros de direccionalidad revolucionaria. La izquierda estaba fragmentada, derrotada y debilitada en lo político y en lo ideológico.

A finales del siglo XX llegamos a tener la confusión ideológica más grande que han podido tener los movimientos sociales y revolucionarios. Los espacios existentes para el debate eran muy pocos. Planteamientos comohacer la revolución sin tomar el podery la sustitución de la lucha anticapitalista contra el estado capitalista, por una lucha marginal de subsistencia de pequeños grupos, dominaban los pequeños centros de debate político. El término “revolución” se usaba solo para hablar de la revolución tecnológica, el términoutopía” se hizo sinónimo de imposible y levantar las banderas del socialismo era una utopía. La derecha y la izquierda reformista llegan a un consenso luego del derrumbe del bloque soviético; era el fin de la lucha de clases y el comienzo en una nueva era de paz, la paz de los sepulcros.

Aun cuando los sectores populares y sus organizaciones estaban muy golpeados, la derecha gobernante entró en un proceso de decadencia. La corrupción desmedida producto del modelo rentístico petrolero sería la mayor fuente de riquezas en Venezuela, las oligarquías no viven sino de una apropiación mafiosa del capital.

El Caracazo, rebelión popular de 1989 y la rebelión militar del 4 de febrero, aparecen cuando en el mundo se aseguraba que no era posible otro proceso de cambios. Ante una oligarquía que no podría ya gobernar y una izquierda revolucionaria derrotada militar, política e ideológicamente, el pueblo se identifica con quien mostró dignidad y propone refundar a la patria a través de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992.

Hugo Chávez sin duda ha manejado un amplio espectro de conocimiento político, capaz de sistematizar los planteamientos realizados por los distintos autores y dirigentes revolucionarios del siglo XX. Sin embargo nunca impuso un planteamiento preclaro, por el contrario su política ha consistido en lanzar muchas preguntas y pocas respuestas. De la tercera vía al antiimperialismo y luego al socialismo, pasamos quemando etapas en la formación concreta del pueblo de Venezuela. Se fue desmontando cada uno de los preceptos profetizados por este nuevo revisionismo, llegando a lugares profundos en búsqueda del verdadero motivo del fracaso del socialismo del siglo XX.

Muy pocas organizaciones levantaban las banderas del socialismo. Chávez no realiza el planteamiento socialista en un comienzo, no porque no estuviera comprometido con el mismo, sino porque las condiciones para que se diera el debate no estaban dadas. Tampoco se reservó el planteamiento del socialismo para engañar al mundo, él también estaba en la búsqueda de las respuestas a sus mismas preguntas, pero de respuestas más allá de los libros, respuestas concretas y palpables.

Ruptura con el capitalismo

Dentro de la Revolución Bolivariana, se puede considerar que entre 1999 y 2004, ocurre un período de ruptura con la tendencia neoliberal y finalmente con la hegemonía capitalista. Un tren que todo lo venía destruyendo, todo lo venía privatizando aumentando la exclusión de manera exponencial, debía ser frenado; primero a través de una refundación política, pero luego, la violencia no estuvo ausente en este quiebre, debió imponerse la unidad cívico militar en 2002 y 2003 para detener a las fuerzas reaccionarias.

El capitalismo rentístico junto al modelo neoliberal, desarrolló un proceso agresivo de exclusión y empobrecimiento, dejando a millones de venezolanas y venezolanos al margen de la actividad económica del país, condenados a vivir de las migajas y las sobras que cada día reducía el ajuste. La composición social se haría mayoritariamente de cinturones de miseria en las principales ciudades, luego de haber abandonado el campo. Además, estas comunidades estarían desvinculadas entre e incomunicadas a través de los monopolios de la comunicación, por lo cual un liderazgo fuerte como el de Chávez, que muestre ser capaz de parar el tren y de proteger a los oprimidos que no se han podido organizar, atrae la confianza de millones.

El liderazgo y peso político de Chávez, con su profunda conexión no orgánica, sino a través de una relación de fe con el pueblo; son claves para dar contrapeso a las fuerzas de la reacción, quienes juegan tal cual lo dicen los manuales del imperialismo, usando todas las formas posibles para frenar un proceso que cada día se les salía de control.

El período de ruptura se extiende a la región. América Latina se incorpora a través del ejemplo de la Revolución Bolivariana a procesos constituyentes o de renovación y restauración de estados, que antes estaban en proceso de desmantelamiento neoliberal. Chávez comentaba la diferencia de cuando estaba solo durante la Cumbre de las Américas del 2001 en Canadá, donde fue aprobado el proyecto de Área de Libre Comercio para América (ALCA) y la cumbre del 2005 en Argentina, donde la propuesta fue derrotada gracias a una nueva composición del continente. El capitalismo en su fase imperialista es contrario a las democracias de los países dependientes, por ende el proceso de democratización conspira contra la esencia del propio capitalismo.

Acumulación de fuerzas y socialismo

Luego del golpe de estado de 2002, el sabotaje petrolero en 2002 y 2003 y el referendo revocatorio de 2004; la burguesía y el imperialismo obtuvieron derrotas y perdieron gran parte de su fuerza dentro del país. La derecha perdió posiciones claves en las Fuerzas Armadas y en PDVSA, y fue derrotada electoralmente en el revocatorio. A través de la lucha contra la derecha y de las misiones sociales de la revolución, se comienza a reconstruir el tejido social de la nación, requisito indispensable para lograr un salto cualitativo de la revolución.

En 2005, en su visita al Foro Social Mundial de Porto Alegre, Chávez realiza un balance al respecto y plantea concretamente la superación del capitalismo a través del socialismo del siglo XXI. Se inicia así, al principio de una nueva campaña electoral por la presidencia de Venezuela, el debate sobre el socialismo y su construcción.

Aun teniendo la fuerza, la inercia en la forma verticalista de hacer política frente a las conspiraciones de la derecha y la excesiva falta de organización, atentan contra el proceso de debate y construcción del socialismo. Luego de la victoria aplastante en las elecciones presidenciales de 2006, se inicia un proceso de construcción del socialismo desde arriba, encontrando un primer obstáculo en el referendo aprobatorio de la reforma constitucional.

En los planteamientos de la reforma se encuentra la construcción de un nuevo estado comunal que sustituirá al viejo estado heredado, así como la entrada de los modos de propiedad social directa e indirecta. Sin embargo la construcción del poder popular y la implantación del estado comunal requieren de una fuerza mayor, requiere de una fuerza social organizada. Sucede lo mismo con el control obrero, donde la situación es resultado de una correlación de fuerzas, donde el estado burocrático aún conserva una mayor fortaleza que los trabajadores y las comunidades organizadas.

A la par de la reforma, Chávez propuso la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), convocando a todos los sectores políticos y sociales que respaldan a la revolución a incorporarse. Sin embargo, el muy joven partido no pudo dar el impulso necesario a la propuesta de reforma, siendo cooptado desde las instituciones del estado, también gobernaciones y alcaldías que lo convierten en una maquinaria electoral y no en un movimiento para la construcción del socialismo.

El impulso que dio Chávez a la construcción de los consejos comunales, a través del otorgamiento de recursos de manera directa a cada uno de ellos y el desarrollo de nuevos emprendimientos económicos, sociales, culturales y comunicacionales en manos de los trabajadores y las comunidades de manera directa o indirecta; han venido ampliando la contradicción entre el naciente poder popular y el estado que, contrario a debilitarse, ha venido renovándose y fortaleciéndose.

En el plano internacional, Venezuela con su ejemplo, logra el reconocimiento regional de su propuesta de una segunda independencia. Nacen diversos instrumentos para la integración de las naciones. También surgen iniciativas respaldadas por Chávez como el Alba de los Movimientos, un sector avanzado que se articula en los encuentros del Foro Social Mundial, y que plantea avanzar en el proceso de construcción de unidad en la región más allá de los gobiernos.

Revisión, rectificación y reimpulso

La contradicción entre un naciente poder popular y un estado en proceso de renovación, denota una nueva fase, las fuerzas numéricas obtenidas a partir de la confrontación victoriosa con la derecha fascista ha dado un salto.

Esta nueva fase, donde el partido continúa estando -en su mayoría- bajo la dirección del estado y los emprendimientos son definidos y gestionados mayoritariamente desde nuevas oficinas dependientes también del estado, han traído consigo un proceso de desgaste, que se manifestó en los procesos electorales de 2008 y 2010, procesos donde no estaba en juego el liderazgo de Chávez, sino de definición de alcaldes, gobernadores y diputados.

A partir de este desgaste, Chávez ha realizado diversas propuestas que promuevan una revolución dentro de la revolución, todas enmarcadas desde la urgencia, de que la revolución es reversible y debemos lograr saltos cualitativos que nos permita pasar puntos de no retorno, tales como la construcción del poder popular, el desarrollo en una nueva cultura y romper con la división del trabajo intelectual y manual.

Frente a los tantos procesos electorales que ha tenido en su seno la Revolución Bolivariana, también se ha fortalecido el pragmatismo, olvidándose el accionar político y orgánico permanente. De ahí la propuesta de Chávez del segundo Plan de la Patria, una guía de acción política transformadora que distingue de este pragmatismo.

La visión crítica de Chávez es llama para mantener viva esta urgencia. Ante su ausencia física se hace necesario avanzar mucho más en la aglutinación de fuerzas, en la organización necesaria para lograr romper con la inercia del viejo estado y dar rumbo propio a la Revolución Bolivariana.

Punto de no retorno

La Revolución Bolivariana está en un punto tal, que requiere del auge de las masas para lograr abandonar definitivamente el pasado y tomar el mando del futuro, que todavía se encuentra en manos de las fuerzas invisibles del capital.

Para esto es imprescindible avanzar en un salto organizativo y unitario del pueblo venezolano. Es importante definir el papel que jugarán el PSUV y el Gran Polo Patriótico en esta nueva etapa, estas organizaciones aglutinarán a socialistas y patriotas respectivamente. Pero deben convertirse en instrumento de dirección política de la revolución y dejar de ser simples herramientas de apoyo a las políticas definidas en las oficinas gubernamentales.

Los revolucionarios estamos llamados a defender la unidad del pueblo, para esto debemos profundizar y unificar el esfuerzo de la vanguardia revolucionaria. La pelea por el socialismo es también una pelea por el reimpulso del Partido Socialista Unido de Venezuela para convertirlo en movimiento político de transformación y construcción del poder popular. Igualmente el Gran Polo Patriótico es espacio imprescindible para el desarrollo de las fuerzas en el seno del pueblo, que permitirá construir la hegemonía revolucionaria junto a sectores que aún no están convencidos.

El legado de Chávez es la posibilidad real de transformar de manera definitiva la sociedad venezolana y latinoamericana. Tenemos la fuerza, hemos vencido al enemigo en diversas ocasiones pero tenemos el peligro de que la inercia del viejo estado y las leyes invisibles del capitalismo puedan vencer nuestras fuerzas si están desorganizadas. Unificar y organizar nuestras fuerzas para la construcción del poder popular será nuestra tarea histórica legada por Hugo Chávez Frías, nuestro compañero comandante.