16 abr 2011

/ 7 recomendaciones para ser de ultraizquierda y no morir en el intento de militar en el PSUV

La verdad es que a veces, o muchas veces hay que tragar grueso. La unidad es aquello que te obliga a aceptar que los sectores moderados y conciliadores te digan lo que tienes que hacer, en el momento que los sectores revolucionarios se impongan eso no es unidad, eso es atropello. Ser de ultraizquierda en el PSUV es un acto de heroismo.

La primera vaina que se debe lanzar al mar es el sectarismo, la ultraizquierda en el PSUV está muy fragmentada y eso debilita aún más la posición en la que nos encontramos. Muchas veces esas izquierditas bien sectarias terminan escuchando cantos de sirena de sectores que ofrecen cargos, recursos y aparatos y así terminan, en el mejor de los casos, desarticulando con los verdaderos revolucionarios cuando no es clavando la puñalada trapera para no perder la costumbre sectaria aprendida en las universidades como buenos pequeñoburgueses.

Roque Dalton, acusado de ser de la CIA, es asesinado por militantes "revolucionarios". Al día siguiente quien lo asesinó dijo que fue un error, muestra de que el sectarismo es peligroso ya que perdimos uno de los mejores poetas de América.

La segunda vaina es que se debe uno morder la lengua. Es necesario, y uno se lo debe repetir hasta que se convierta en verdad en nuestra mente, entender que en este proceso para avanzar es necesario sumar y sumar más gente y es por eso que aceptamos a uno que otro espécimen del oportunismo, del rencauche u otras procedencias dudosas. Algunas veces uno de esos personajes dirán una cosa horrible a lo cual nosotros no debemos responder porque estamos claros que nuestro objetivo no es andar por ahí respondiendo a lo políticamente incorrecto sino organizar la revolución.

Una tercera cosa es que hay que saber tragar, tragarse las arrecheras de muchísimos vaivenes. Cuando sueltan a un criminal, rechazan una ley revolucionaria, o revocan una medida revolucionaria hay que tener consciente que la política es una cosa de razón y de fuerza. Así que no basta tener la razón, un militante de ultraizquierda debe trabajar por mantener la movilización popular para defender lo conquistado y asegurar nuevas conquistas.

Como cuarto punto necesitamos estudiar mucho, aun cuando el reformismo es muy mediocre en el caso venezolano puede pasar que se consiga con sectores intelectuales que puedan darle forma al reformismo de nuevo tipo y nosotros no podemos quedarnos en la retórica chimba. Tampoco es que hay que estudiar mucho para reconocer que cuando se habla de polarizar ya Marx hablaba mucho antes de conciencia de clase pero es necesario superar en cantidad y calidad al reformismo que ahora tiene grupo de estudios, encuestadoras, etc.

La quinta recomendación nos la dijo Roque Dalton sobre una de las manifestaciones de la pequeña burguesía. Nuestra lucha no consiste en saber quien tiene la razón o tener reconocimientos y eso, se trata de que el pueblo y los trabajadores se incorporen y pasen a ser parte fundamental para el direccionamiento revolucionario.

La sexta es corta, a la derecha endógena no le gusta que le digan así aun cuando no se han dicho los nombres de ellos y ellas, hay que repetir que al que le caiga le chupa.

La cosa es tan peligrosa que el reformismo pretende culpar al MIR Chileno y Miguel Henríquez del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Claro, pal reformismo es más facil pelear con la ultraizquierda que con Pinochet y los EEUU que son los verdaderos culpables y que tenía planeado el golpe de estado desde antes que Allende tomara el poder.
Y como septimo punto es importante, y esto hay que grabárselo en la cabeza, es importantísimo que no demos una sola concesión teórica al reformismo y mucho menos al capitalismo y el imperialismo. Nuestra firmeza teórica hará de la ultraizquierda del PSUV de un instrumento para profundizar la revolución.

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