Los comunicadores desesperados pierden el control, desde una cuenta twitter o un programa nocturno de VTV, se ponen a "comunicar" repitiendo como loros lo que creen que entrará, como supuestamente hacen los grandes medios comerciales de comunicación, directo al cerebro de cada venezolano y cada venezolana.
Es el moralismo, que pretende modelar el comportamiento de la audiencia, lo que está fracasando en la política comunicacional revolucionaria. En la contrarevolucionaria ya fracasó, lo demuestran las consecutivas victorias electorales revolucionarias obtenidas aun teniendo a la maquinaria mediática reaccionaria en contra y casi nada mediático a favor.
La mayoría de nuestros comunicadores han venido creyendo la teoría de los medios privados de querer poner al pueblo a jugar banca. No conciben una comunicación participativa y protagónica, que por supuesto mostrará contradicciones (razón que la hace más fuerte), conciben más bien que repitiendo mil veces lo que piensan su subjetividad se hará realidad.
Si creemos en un proceso de construcción de una nueva hegemonía democrática revolucionaria, lo que menos debemos creer es que el pueblo debe jugar un papel pasivo en la comunicación. Usar las armas melladas que nos hereda el capitalismo es necesario, pero usarla de la misma forma y bajo los mismos axiomas de los capitalistas es un gran error.
¡A los comunicadores desesperados debemos convocarlos a la comunicación de la necesidad!
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