"El incendio revolucionario se propaga, quema corazones y cerebros nuevos, hace brazas ardientes de la luz nueva, de nuevas llamas, devoradoras de pereza y de cansancios. La revolución prosigue, hasta su completa realización. Todavía está lejano el tiempo en que será posible un reposo relativo. Y la vida es siempre revolución."
Antonio Gramsci
La retoma de la historia
No se puede caracterizar
a
la
Revolución
Bolivariana
a
través
de
una
fotografía,
el
Chávez
que
salió
a
la
luz
pública
en
1992
no
es
el
mismo
que
vimos
veinte
años
después.
Así
que
cuando
se
trabaja
por
sintetizar
su
legado
es
importante
recoger
la
relación
social
y
política
de Chávez,
el
movimiento
revolucionario
y
el
pueblo;
como
una
relación
dada
en
la
historia,
una
relación
dialéctica
y
un
proceso.
Durante el siglo
XX, las
luchas
revolucionarias
en el mundo sufrieron
una
derrota
ideológica,
debido
al
derrumbe
de
la
URSS
y
del
bloque
socialista
de
Europa
del
Este,
derrumbe
provocado
principalmente
desde
adentro;
sembrando en los pueblos del mundo la duda sobre
el
socialismo
como una
salida
de
liberación
y
dándole
armas
al
enemigo
para
realizar
el
mayor
despliegue
propagandístico
del
anticomunismo.
En el caso de
América
Latina,
el
anticomunismo
no
contaría
solo
con
los
medios
de
comunicación,
sino
también
con
aparatos
represores
y
torturadores
de
estados
terroristas
controlados
por Washington.
Desde
el
asesinato
de
Gaitán,
junto
a
la
invasión
de
la
Guatemala
de
Jacobo
Arbenz,
hasta
las
dictaduras
del
cono
sur
que dejaron
decenas
de
miles
de
desaparecidos
y
torturados;
en
un
continente
que
tenía
ahora
un
ejemplo
cercano:
la
Cuba
revolucionaria.
Es
así
como
en
Venezuela,
al
igual
que
muchos
países
de
América
Latina,
a
la
derrota
ideológica
se
le
suma
la
derrota
militar,
donde
torturas,
asesinatos
selectivos,
represión
permanente,
infiltración,
compra
de
conciencias,
entre
otras;
promovieron
la
desmoralización
de
los
militantes
y
golpearon
los
centros
de
direccionalidad
revolucionaria.
La
izquierda
estaba
fragmentada,
derrotada
y
debilitada
en
lo
político
y
en
lo
ideológico.
A finales del
siglo
XX
llegamos
a
tener
la
confusión
ideológica
más
grande
que
han
podido
tener
los
movimientos
sociales
y
revolucionarios.
Los
espacios
existentes
para
el
debate
eran
muy
pocos.
Planteamientos
como
“hacer
la
revolución
sin
tomar
el
poder”
y
la
sustitución
de
la
lucha
anticapitalista
contra
el
estado
capitalista,
por
una
lucha
marginal
de
subsistencia
de
pequeños
grupos,
dominaban
los
pequeños
centros
de
debate
político.
El
término
“revolución”
se
usaba
solo
para
hablar
de
la
revolución
tecnológica,
el
término
“utopía”
se
hizo
sinónimo
de
imposible
y
levantar
las
banderas
del
socialismo
era
una
utopía.
La
derecha
y
la
izquierda
reformista
llegan
a
un
consenso
luego
del
derrumbe
del
bloque
soviético;
era
el
fin
de
la
lucha
de
clases
y
el
comienzo
en
una
nueva
era
de
paz,
la
paz
de
los
sepulcros.
Aun cuando los
sectores
populares
y
sus
organizaciones
estaban
muy
golpeados,
la
derecha
gobernante
entró
en
un
proceso
de
decadencia.
La
corrupción
desmedida
producto
del
modelo
rentístico
petrolero
sería
la
mayor
fuente
de
riquezas
en
Venezuela,
las
oligarquías
no
viven
sino
de
una
apropiación
mafiosa
del
capital.
El Caracazo, rebelión
popular
de
1989
y
la
rebelión
militar
del
4
de
febrero,
aparecen
cuando
en
el
mundo
se
aseguraba
que
no
era
posible
otro
proceso
de
cambios.
Ante
una
oligarquía
que
no
podría
ya
gobernar
y
una
izquierda
revolucionaria
derrotada
militar,
política
e
ideológicamente,
el
pueblo
se
identifica
con
quien
mostró
dignidad
y
propone
refundar
a
la
patria
a
través
de
la
rebelión
militar
del
4
de
febrero
de
1992.
Hugo Chávez sin
duda
ha
manejado
un
amplio
espectro
de
conocimiento
político,
capaz
de
sistematizar
los
planteamientos
realizados
por
los
distintos
autores
y
dirigentes
revolucionarios
del
siglo
XX.
Sin
embargo
nunca
impuso
un
planteamiento
preclaro,
por
el
contrario
su
política
ha
consistido
en
lanzar
muchas
preguntas
y
pocas
respuestas.
De
la
tercera
vía
al
antiimperialismo
y
luego
al
socialismo,
pasamos
quemando
etapas
en
la
formación
concreta
del
pueblo
de
Venezuela.
Se
fue
desmontando
cada
uno
de
los
preceptos
profetizados
por
este
nuevo
revisionismo,
llegando
a
lugares
profundos
en
búsqueda
del
verdadero
motivo
del
fracaso
del
socialismo
del
siglo
XX.
Muy pocas organizaciones
levantaban
las
banderas
del
socialismo.
Chávez
no
realiza
el
planteamiento
socialista
en
un
comienzo,
no
porque
no
estuviera
comprometido
con
el
mismo,
sino
porque
las
condiciones
para
que
se
diera
el
debate
no
estaban
dadas.
Tampoco
se
reservó
el
planteamiento
del
socialismo
para
engañar
al
mundo,
él
también
estaba
en
la
búsqueda
de
las
respuestas
a
sus
mismas
preguntas,
pero
de
respuestas
más
allá
de
los
libros,
respuestas
concretas
y
palpables.
Ruptura con el capitalismo
Dentro de
la
Revolución
Bolivariana,
se
puede
considerar
que entre 1999
y
2004, ocurre
un período de ruptura con
la
tendencia
neoliberal
y
finalmente
con
la
hegemonía
capitalista.
Un
tren
que
todo
lo
venía
destruyendo,
todo
lo
venía
privatizando
aumentando
la
exclusión
de
manera
exponencial,
debía
ser
frenado;
primero
a
través
de
una
refundación
política,
pero
luego,
la
violencia
no
estuvo
ausente
en
este quiebre,
debió
imponerse
la
unidad
cívico
militar
en
2002
y
2003
para
detener
a
las
fuerzas
reaccionarias.
El capitalismo rentístico
junto
al
modelo
neoliberal,
desarrolló
un
proceso
agresivo
de
exclusión
y
empobrecimiento,
dejando
a
millones
de
venezolanas
y
venezolanos
al
margen
de
la
actividad
económica
del
país,
condenados
a
vivir
de
las
migajas
y
las
sobras
que
cada
día
reducía
el
ajuste.
La
composición
social
se
haría
mayoritariamente
de
cinturones
de
miseria
en
las
principales
ciudades,
luego
de
haber
abandonado
el
campo.
Además,
estas
comunidades
estarían
desvinculadas
entre
sí
e
incomunicadas
a
través
de
los
monopolios
de
la
comunicación,
por
lo
cual
un
liderazgo
fuerte
como
el
de
Chávez,
que
muestre
ser
capaz
de
parar
el
tren
y
de
proteger
a
los oprimidos
que
no
se
han
podido
organizar,
atrae
la
confianza
de
millones.
El liderazgo y
peso
político
de
Chávez,
con
su
profunda
conexión
no
orgánica,
sino
a
través
de
una
relación
de
fe
con
el
pueblo;
son
claves
para
dar
contrapeso
a
las
fuerzas
de
la
reacción,
quienes
juegan
tal
cual
lo
dicen
los
manuales
del
imperialismo,
usando
todas
las
formas
posibles
para
frenar
un
proceso
que
cada
día
se
les
salía
de
control.
El período de
ruptura
se
extiende
a
la
región.
América
Latina
se
incorpora
a
través
del
ejemplo
de
la
Revolución
Bolivariana
a
procesos
constituyentes
o
de
renovación
y
restauración
de
estados,
que
antes
estaban
en
proceso
de
desmantelamiento
neoliberal.
Chávez
comentaba
la
diferencia
de
cuando
estaba
solo
durante
la
Cumbre
de
las
Américas
del
2001
en
Canadá,
donde
fue
aprobado
el
proyecto
de
Área
de
Libre
Comercio
para
América (ALCA)
y
la
cumbre
del 2005
en
Argentina,
donde
la
propuesta
fue
derrotada
gracias
a
una
nueva
composición
del
continente.
El
capitalismo
en
su
fase
imperialista
es
contrario
a
las
democracias
de
los
países
dependientes,
por
ende
el
proceso
de
democratización
conspira
contra
la
esencia
del
propio
capitalismo.
Acumulación de fuerzas y socialismo
Luego del
golpe
de
estado
de
2002,
el
sabotaje
petrolero
en
2002
y
2003
y
el
referendo
revocatorio
de
2004;
la
burguesía
y
el
imperialismo
obtuvieron
derrotas
y
perdieron
gran
parte
de
su
fuerza
dentro
del
país.
La
derecha
perdió
posiciones
claves
en
las
Fuerzas
Armadas
y
en
PDVSA,
y
fue
derrotada
electoralmente
en
el
revocatorio.
A
través
de
la
lucha
contra
la
derecha
y
de las
misiones
sociales
de
la
revolución,
se
comienza
a
reconstruir
el
tejido
social
de
la
nación,
requisito
indispensable
para
lograr
un
salto
cualitativo
de
la
revolución.
En 2005, en
su
visita
al
Foro
Social
Mundial
de
Porto
Alegre,
Chávez
realiza
un
balance
al
respecto
y
plantea
concretamente
la
superación
del
capitalismo
a
través
del
socialismo
del
siglo
XXI.
Se
inicia
así,
al principio
de
una
nueva
campaña
electoral
por
la
presidencia
de
Venezuela,
el
debate
sobre
el
socialismo
y
su
construcción.
Aun teniendo la
fuerza,
la
inercia
en
la
forma
verticalista
de
hacer
política
frente
a
las
conspiraciones
de
la
derecha
y
la
excesiva
falta
de
organización,
atentan
contra
el
proceso
de
debate
y
construcción
del
socialismo.
Luego
de
la
victoria
aplastante
en
las
elecciones
presidenciales
de
2006,
se
inicia
un
proceso
de
construcción
del
socialismo
desde
arriba,
encontrando
un
primer
obstáculo
en
el
referendo
aprobatorio
de
la
reforma
constitucional.
En los planteamientos de
la
reforma
se
encuentra
la
construcción
de
un
nuevo
estado
comunal
que
sustituirá
al
viejo
estado
heredado,
así
como
la
entrada
de
los
modos
de
propiedad
social
directa
e
indirecta.
Sin
embargo
la
construcción
del
poder
popular
y
la
implantación
del
estado
comunal
requieren
de
una
fuerza
mayor,
requiere
de
una
fuerza
social
organizada.
Sucede
lo
mismo
con
el
control
obrero,
donde
la
situación
es
resultado
de
una
correlación
de
fuerzas,
donde
el
estado
burocrático
aún
conserva
una
mayor
fortaleza
que
los
trabajadores
y
las
comunidades
organizadas.
A la par de la reforma, Chávez
propuso
la
construcción
del
Partido
Socialista
Unido
de
Venezuela
(PSUV), convocando a todos los
sectores
políticos
y
sociales
que
respaldan
a
la
revolución
a
incorporarse.
Sin
embargo,
el
muy joven partido
no
pudo
dar
el
impulso
necesario
a
la
propuesta
de
reforma,
siendo cooptado
desde
las
instituciones
del
estado,
también
gobernaciones
y
alcaldías
que
lo convierten
en
una
maquinaria
electoral
y
no
en
un
movimiento
para
la
construcción
del
socialismo.
El impulso que
dio
Chávez
a
la
construcción
de
los
consejos
comunales,
a
través
del
otorgamiento
de
recursos
de
manera
directa
a
cada
uno
de
ellos
y
el
desarrollo
de
nuevos
emprendimientos
económicos,
sociales,
culturales
y
comunicacionales
en
manos
de
los
trabajadores
y
las
comunidades
de
manera
directa
o
indirecta;
han
venido
ampliando
la
contradicción
entre
el
naciente
poder
popular
y
el
estado
que,
contrario
a
debilitarse,
ha
venido
renovándose
y
fortaleciéndose.
En el plano internacional,
Venezuela
con
su
ejemplo,
logra
el reconocimiento
regional
de
su
propuesta
de
una
segunda
independencia.
Nacen
diversos
instrumentos
para
la
integración
de
las
naciones.
También
surgen
iniciativas
respaldadas
por
Chávez
como
el
Alba
de
los
Movimientos,
un
sector
avanzado
que
se
articula en
los
encuentros
del
Foro
Social
Mundial,
y
que
plantea
avanzar
en
el
proceso
de
construcción
de
unidad
en
la
región
más
allá
de
los
gobiernos.
Revisión, rectificación y reimpulso
La contradicción entre
un
naciente
poder
popular
y
un
estado
en
proceso
de
renovación,
denota
una
nueva
fase,
las
fuerzas
numéricas
obtenidas
a
partir
de
la
confrontación
victoriosa
con
la
derecha
fascista
ha
dado
un
salto.
Esta nueva
fase,
donde
el
partido
continúa
estando
-en
su
mayoría-
bajo
la
dirección
del
estado
y
los
emprendimientos
son
definidos
y
gestionados
mayoritariamente
desde
nuevas
oficinas
dependientes
también del
estado,
han
traído
consigo
un
proceso
de
desgaste,
que
se
manifestó
en
los
procesos
electorales
de
2008
y
2010,
procesos
donde
no
estaba
en
juego
el
liderazgo
de
Chávez,
sino
de
definición
de
alcaldes,
gobernadores
y
diputados.
A partir de
este
desgaste,
Chávez
ha
realizado
diversas
propuestas
que
promuevan
una
revolución
dentro
de
la
revolución,
todas
enmarcadas
desde
la
urgencia,
de
que
la
revolución
es
reversible
y
debemos
lograr
saltos
cualitativos
que
nos
permita
pasar
puntos
de
no
retorno,
tales
como
la
construcción
del
poder
popular,
el
desarrollo
en
una
nueva
cultura
y
romper
con
la
división
del
trabajo
intelectual
y
manual.
Frente a
los
tantos
procesos
electorales
que
ha
tenido
en
su
seno
la
Revolución
Bolivariana,
también
se
ha
fortalecido
el
pragmatismo,
olvidándose
el
accionar
político
y
orgánico
permanente.
De ahí la
propuesta
de
Chávez
del
segundo
Plan
de
la
Patria,
una
guía
de
acción
política
transformadora
que
distingue
de
este
pragmatismo.
La visión crítica
de
Chávez
es
llama
para
mantener
viva
esta
urgencia.
Ante
su
ausencia
física
se
hace
necesario
avanzar
mucho
más
en
la
aglutinación
de
fuerzas,
en
la
organización
necesaria
para
lograr
romper
con
la
inercia
del
viejo
estado
y
dar
rumbo
propio
a
la
Revolución
Bolivariana.
Punto de no retorno
La Revolución Bolivariana
está
en
un
punto
tal,
que
requiere
del
auge
de
las
masas
para
lograr
abandonar
definitivamente
el
pasado
y
tomar
el
mando
del
futuro,
que
todavía
se
encuentra
en
manos
de
las
fuerzas
invisibles
del
capital.
Para esto
es
imprescindible
avanzar
en
un
salto
organizativo
y
unitario
del
pueblo
venezolano.
Es
importante
definir
el
papel
que
jugarán
el
PSUV
y
el
Gran
Polo
Patriótico
en
esta
nueva
etapa,
estas
organizaciones
aglutinarán
a
socialistas
y
patriotas
respectivamente.
Pero
deben
convertirse
en
instrumento
de
dirección
política
de
la
revolución
y
dejar
de
ser simples
herramientas
de
apoyo
a
las
políticas
definidas
en
las
oficinas
gubernamentales.
Los revolucionarios estamos
llamados
a
defender
la
unidad
del
pueblo,
para
esto
debemos
profundizar
y
unificar
el
esfuerzo
de
la
vanguardia
revolucionaria.
La
pelea
por
el
socialismo
es
también
una
pelea
por
el
reimpulso
del
Partido
Socialista
Unido
de
Venezuela
para
convertirlo
en
movimiento
político
de
transformación
y
construcción
del
poder
popular.
Igualmente
el
Gran
Polo
Patriótico
es
espacio
imprescindible
para
el
desarrollo
de
las
fuerzas
en
el
seno
del
pueblo,
que
permitirá
construir
la
hegemonía
revolucionaria
junto
a
sectores
que
aún
no
están
convencidos.
El legado de
Chávez
es
la
posibilidad
real
de
transformar
de
manera
definitiva
la
sociedad
venezolana
y
latinoamericana.
Tenemos
la
fuerza,
hemos
vencido
al
enemigo
en
diversas
ocasiones
pero
tenemos
el
peligro
de
que
la
inercia
del
viejo
estado
y
las
leyes
invisibles
del
capitalismo
puedan
vencer
nuestras
fuerzas
si
están
desorganizadas.
Unificar
y
organizar
nuestras
fuerzas
para
la
construcción
del
poder
popular
será
nuestra
tarea
histórica
legada
por
Hugo
Chávez
Frías,
nuestro
compañero
comandante.
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