19 may 2011

/ Aún ganando las elecciones podemos perder la revolución

"Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia." Che Guevara
Podemos perder la revolución si no ganamos las elecciones, pero aún ganando las elecciones podemos perder la revolución. La condición imprescindible es la conciencia del sujeto revolucionario. Podemos terminar la carrera ganando pero no tendremos cómo avanzar si lo logramos dando concesiones al enemigo, claudicando en los principios, reproduciendo la ideología del enemigo.

En nuestro accionar podemos reproducir la ideología del enemigo. Las formas y los códigos de la relación entre nosotros se reproduce inmediatamente así como los valores familiares los trasladamos a la calle. Un sistema de comunicación que no da la palabra al pueblo sino que mistifica y glorifica al moderador o periodista impone una forma de pensar en todos los que la consume que hace bastante difícil avanzar en la construcción de la democracia participativa.

El asistencialismo o populismo es un método de la burguesía para dar formación ideológica al pueblo por medio de los hechos. Este consiste en decirle a la gente que se quede sentada a esperar que el poder le traerá lo que necesita o una migaja de ello. Los burócratas que se infiltran en el proceso, ante su incapacidad de hacer política, también lo hacen y así ganan algunas voluntades a punta de regalar desde bolsas de comida hasta motos y vehículos.

Nuestro comportamiento es clave, más aún el de los líderes. Recuerden cómo el Che rechazó regalos y privilegios en función de dar el ejemplo para lograr la proeza de que la gente asumiera el trabajo en el socialismo como una forma de vida y no como alienación de la vida. El trabajo voluntario, la disposición crítica y las alertas permanentes del Che hicieron de él un ejemplo, lo que significa que lo podemos repetir y no un mesías que tienen superpoderes y por ende no podremos igualarlo nunca.

Así se reproduce la ideología. Va desde la postura de la persona, la forma de mirar a los demás, etc. Esto puede ser extremadamente peligroso porque esos dirigentes puede provocar confusiones ideológicas en el pueblo.

Desde 1998 hasta el 2006 pasamos con aproximaciones sucesivas de la tercera vía a la defensa de leyes habilitantes por la justicia, luego la defensa de la revolución y su carácter antimperialista hasta que nos declaramos socialista. Esa coherencia se refleja en los resultados electorales, el crecimiento progresivo de los votos corresponde al crecimiento de la conciencia del pueblo.

En cambio, luego de perder la reforma en 2007, por culpa una confusión muy grande causada por la débil defensa por parte de la dirección que acompaña al presidente, nos encontramos con variaciones muy marcadas, la contradicciones demuestran que existen fuerzas en pugna.

Los vaivenes de las relaciones con Colombia, la política particularizada de rescate de tierras sin que fuera algo sistemático que abarcara a toda la población, la creación de planes de crear cientos de empresas socialistas y su consiguiente eliminación y una serie de elementos contradictorios más demuestran por qué los resultados electorales desde 2007 son también un vaivén.

Pero ahora resulta que los científicos del reformismo tienen la cuenta clara, podemos ganar negociando con factores del enemigo. Cuando negociamos con alguno de ellos perjudicamos a parte del pueblo que son atropellados por ellos, cuando damos lo que sea por ganar las elecciones el enemigo se frota las manos, éste busca que cometamos errores y nos debilitemos, nos infiltra ideológicamente por medio del reformismo.

El pragmatismo en nuestro accionar se reflejará en la conciencia del pueblo. Pensar que con cosas materiales conquistamos el voto del pueblo nos iguala al enemigo y la población. Al no diferenciar una política de otra, el pueblo podrá tomar la decisión a la ligera. Pero hay fuerzas en el pueblo que resisten al bombardeo ideológico del pragmatismo inconsistente así como del imperialismo, resisten desde el estudio reforzando la ética y estableciendo planes de trabajo que garantice llegar a todos sin pensar solamente en el efectismo mediático.

Entregar a un revolucionario como Joaquín Pérez Becerra es un error y un muy mal ejemplo, más aún sin darle el derecho de presentarse a un tribunal. Asimismo, cuando se presiona a los dirigentes sociales y comunitarios a defender medidas pragmáticas, que a la larga perjudican el proceso, estamos creando las condiciones para que éstos pierdan el liderazgo en la comunidad.

La estrategia de la revolución requiere de la ética de los revolucionarios, que no es otra que asegurarse que los caminos que nos trazamos conducen verdaderamente a la revolución. La organización democrática del PSUV, de los movimientos sociales y del Polo Patriótico, así como el cambio imperativo de la forma de hacer política rastrera por una que incorpore nos asegurarán el paso a una sociedad socialista. Vendiendo el alma al diablo nos augura un descontento y aislamiento de las masas y allí el peligro es real y el enemigo nos clavará las bombas inteligentes aunque hayamos ganado las elecciones gracias a Venevisión y nuestra amistad con Santos.

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