Los neoliberales se llenan la boca de su férrea defensa de la propiedad privada y de que ésta tiene más propiedades que la sábila, pero finalmente no dicen de qué están viviendo ni dónde está la propiedad privada que les garantiza su enriquecimiento.
Cuando un capitalista va a vender una empresa le coloca un precio en base a los ingresos que ésta genera, si los ingresos son elevados se le calcula un valor en función de una rentabilidad esperada, el inversionista compara con otros espacios de inversión y toma su decisión de comprar o no.
Ahora mismo la Bayer compró Monsanto, un proceso largo define cuál es el valor de Monsanto y uno pensaría que contarían cuantos bienes tienen y cuanta investigación tecnológica, patentes, maquinarias etc poseen para calcular el precio, pero un elemento fundamental para calcular el precio son los contratos, concesiones, permisos, contactos y lobbies posee la empresa. Ese dato es hoy en día quizás el más importante a la hora de caracterizar un negocio.
Entonces no es la propiedad privada el motor del capitalismo moderno, son las concesiones y los contratos, donde se obtiene fundamentalmente un privilegio al cual solo unos cuantos monopolios tendrían acceso porque están teniendo acceso a un recurso finito.
La concesión de explotar un bosque, el cual posee recursos escasos y limitados en el mundo produce un ingreso adicional a la empresa que no está relacionado a la inversión, al trabajo ni al capital puesto por la empresa sino a una forma de extracción de ganancias a través de la renta, en este caso la renta de la tierra. Igualmente pasa con un medio de comunicación radioeléctrico, Diego Cisneros no sería el fundador de una corporación poderosa si el gobierno de Rómulo Betancourt no le hubiera entregado la licencia (aunque también le entregó la empresa misma) que poseía Televisa para que fundara la actual Venevisión. Es así como los medios de comunicación y hasta los mismos presentadores se sobrevaloran, creen que la rentabilidad económica y política se debe a un excelente trabajo y no es así, con una televisión basura -sin alternativas- han logrado ganar mucho dinero e imponer un modelo socio político que aun es parte de los ciudadanos.
Una empresa trasnacional, con un contrato con una empresa o el estado venezolano mismo, puede acudir a solicitar un préstamos a nivel internacional ya que el ingreso está asegurado por la renta y esa empresa es capaz de sustentar las sub-contrataciones que realiza a costa de la misma renta. Una empresa de telecomunicaciones, donde el punto cumbre de la renta se encuentra en las operadoras de telefonía celular, obtiene ganancias no a costa de la tecnología ni a costa de su sistema de telefonía sino a costa de que solo son tres o cuatro concesionarios y pueden colocar altos precios y todos ganar una renta cobrando un excedente producto de su privilegio.
Cada espacio donde se decide a quién se le otorga una concesión es un espacio codiciado por los grandes capitalistas y las redes de corrupción que pretenden adelantarse en tomar control de ese privilegio. Incluso antes de que existiera Conatel está el caso que muy pocos recuerdan donde el Ministro de Transporte y Comunicaciones del gobierno de Carlos Andrés Pérez, Roberto Smith, entregó a BellSouth un lote de frecuencias que estaban asignadas a las Fuerzas Armadas para la instalación del enclave Telcel, luego vendida a la trasnacional española Movistar.
Estados Unidos y el mundo desarrollado en general se encuentran en una situación difícil ante el desarrollo y permanencia de una crisis persistente. Ha sido imposible que las economías del norte logren un crecimiento considerable luego del inicio de la crisis de 2008 y es por esto que desesperadamente los EEUU buscan reapropiarse y controlar los gobiernos de América Latina, aprovechando la debilidad impuesta fundamentalmente por la crisis de los precios de los productos de los que viven los países de América Latina. Michel Temer ha adelantado privatizaciones a toda velocidad y la entrega de la mayor reserva petrolera de Brasil en alta mar, Macri ha hecho lo suyo con un plan de shock neoliberal, todo promovido desde las grandes corporaciones de Wall Street que por cierto se encuentran acompañando a Hillary Clinton en su carrera a la presidencia. La renta de la tierra, petrolera y minera se van convirtiendo en el tesoro más preciado para lograr mantener el estilo de vida de su población y las elevadas ganancias de las corporaciones internacionales.
La oposición venezolana hace lo suyo, mientras asegura que lo principal es salir del gobierno de Maduro, desde la Asamblea Nacional se promueve una reforma a la ley de telecomunicaciones que busca privatizar el espectro radioeléctrico otorgando concesiones de por vida a las grandes corporaciones. Cuando en el mundo se ha dado una batalla y se le ha cambiado el sentido a las concesiones en telecomunicaciones y se ha cambiado a habilitación, entendiéndolo como un permiso temporal para uso de un espacio para un fin determinado por el interés social, la derecha pretende imponer el más puro neoliberalismo y liberar de control alguno el uso y la explotación del espectro radioeléctrico. Evidentemente esto es parte del mismo proyecto de ofensiva que busca imponer una economía neoliberal en Venezuela por la fuerza aun cuando no tienen el control de gobierno.
El caso del arco minero puede verse de la misma manera, podemos estar seguro que las grandes empresas mineras están contestes de la necesidad y urgencia del gobierno de obtener ingresos a partir del otorgamiento de las concesiones para resolver los problemas cotidianos que aquejan al país. El hermetismo que se ha aplicado no ayuda ni siquiera a que el gobierno pueda lograr mejores condiciones de negociación y libera a las empresas de muchos controles a los que deben estar sometidos. El neoliberalismo busca entrar por todas las puertas posibles y están seguros de que su poder fáctico sobrevivirá a cualquier proceso político que se viva y allí radica la importancia de tener un mayor control en el otorgamiento de este tipo de concesiones.
El capitalismo impone a través de sus medios una visión falsa de su funcionamiento, es nuestro deber entender cómo funciona y veremos poco a poco que esos grandes capitalistas y defensores del neoliberalismo no defienden a quienes más trabajan y aportan por el país sino que defienden la posibilidad de recibir grandes sumas de dinero a partir de la privatización de recursos naturales de manera directa o in directa. Hace pocos meses la Nestlé publicó un informe sobre el agua y su escasez en el mundo y sus planes de iniciar un proceso mundial por la privatización y monetización de este recurso, por esto debemos entender que una derecha con más puede entregar este recurso que nos toca cuidar no solo para las próximas generaciones de venezolanos y venezolanas sino para el mundo entero.