Algunos planteamientos y principios básicos deben aclararse para asegurar que un ajuste a la economía Venezolana también puede ser una forma de preparar el terreno para avanzar hacia la construcción del socialismo. Quizás algunas posturas que se colocan como principistas no son sino reaccionarias, como lo es el anhelo de la pequeña burguesía de volver a vivir el capitalismo ideal, el de la libre concurrencia o el capitalismo no-salvaje, olvidando que ese capitalismo es quien tiene el virus que lo hace mutar al capitalismo monopólico.
Debemos comenzar a cambiar la forma de ver la realidad para desentramparnos y liberarnos del pragmatismo inconsistente y del dogmatismo intransigente, ambos mecanismo de defensa de vacas sagradas y no un planteamiento realmente serio para avanzar hacia el futuro:
- El capitalismo que impera hoy es el capitalismo monopólico, donde no actúa la libre competencia sino una guerra económica de los grandes capitales -con el poder de casi todos los estados en sus manos- contra los pueblos del mundo. La guerra económica existe entonces, desde hace muchos años, y si mata al soldado es por descuidado.
- No se puede trascender al capitalismo con controles a sus consecuencias, sin tocar la estructura y la esencia del mismo. Tener una política de control de precios y no tener una política de producción es evidencia de una política ilusoria, que solo se sustenta en un alto ingreso petrolero.
- La sociedad venezolana es, como casi todas, una sociedad desigual. La política de subsidios debe ser capaz de discriminar y diferenciar a quienes beneficia, al subsidiar a las clases pudientes estamos promoviendo en ellos un consumo excesivo e innecesario y por tanto estamos reproduciendo la desigualdad.
- La política actual de control de precios generalizada en los productos más sensibles sin acompañamiento de una política de cambio del modo de producir esos productos (sea que se substituya su importación o sea que se promueva su producción desde empresas comunales y/o socialistas) van en dirección de enraizar mucho más la cultura consumista.
- La distribución de beneficios en los últimos tiempos, como la de tabletas, canaimitas y taxis fue realizada bajo la promoción de consumismo individual. No se distribuyeron los taxis a líneas o cooperativas de trabajadores de este servicio, no se han promovido los espacios informáticos colectivos como los Infocentros, hace mucho tiempo que no se inaugura una nueva escuela bolivariana. Esta ha sido una política principalmente populista.
- La creencia de que una tablet, una laptop, un carro resuelve el problema de la gente en general es errada, y se basa en el fetichismo de la tecnología. No es la tecnología la que resuelve de manera automática el problema del estudiante, es la organización y el trabajo fundamentalmente lo que permite lograr resultados.
- Para avanzar en un proyecto productivo lo más importante es el capital social, es decir, el conocimiento colectivo e individual sobre el tema. En nuestros planes económicos siempre queda relegada esta materia, como lo son la investigación y la formación, mucho más necesaria cuando se trata de que el pueblo sea quien realice los emprendimientos.
- El control cambiario seguirá siendo necesario, pero no significa que el estado esté entregando a muy bajo precio el ingreso petrolero a una minoría. Pudiéramos creer que con el dólar preferencial estamos beneficiando al pueblo y al estado, sin embargo olvidamos que hay una serie de proveedores e intermediarios que se hacen con ese dinero en el exterior y que creemos no nos cuesta nada. Sincerar el precio del dólar es necesario, sin que tengamos que liberar el precio del dólar y permitir una fuga masiva de capitales.
- Tenemos herramientas tecnológicas suficientes para crear una política de subsidios dirigidas a poblaciones que más lo necesiten. Una tarjeta de abastecimiento seguro permitirá al estado evitar que los sectores más vulnerables de la población sean lanzados de nuevo a los niveles de la pobreza extrema debido a la situación existente en Venezuela.
Hay muchas medidas que pueden derivarse de esta serie de planteamientos, pero de lo que se trata es de superar los paradigmas que no permiten ver más allá de la realidad y la viabilidad de los planes trazados. Lo mas importante es que hablando con honestidad al pueblo, estableciendo las medidas de ajuste con transparencia y poniendo todos el pecho a la situación sin privilegios, podemos incorporarlo y que, siendo parte del proceso pueda asumir como el ejército libertador cuando se propuso realizar el paso de los andes, un sacrificio de todos para garantizar una victoria contundente.